Y volvimos a repetir éste sábado. Otra salidita más en splitboard, y creo que tenemos que sentirnos más que afortunados, viendo el panorama que hay en los Alpes, Escandinavia o incluso en el Pirineo Central y Occidental, donde la nieve brilla por su asuencia.
Volvimos a elegir la misma zona, ya que los sucesivos frentes de levante parece que se han quedado todos en la zona de Ulldeter.
Ésta vez fuimos Arnau, César, Fran y yo. Allí habíamos quedado con Marc, y al llegar vimos que cuatro splitboarders más se habían apuntado también, juntándonos seis splitboarders, más Fran y César que iban con raquetas.
Aunque la previsión de mal tiempo nos hizo dudar hasta el último minuto de si ir o no, finalmente los de meteocat no acertaron demasiado, por suerte. Un sol imponente y ni una nube nos daban la bienvenida a este bonito rincón del Pirineo. Eso, y muchos coches en el parking. Desde traveseros, a freestylers que querían aprovechar la nieve caída para darle a unos módulos que habían, hasta gente con trineos y demás curiosos.
Nos ponemos en marcha y descartamos la opción de subir al Bastiments otra vez debido a la gente y a las ganas de hacer algun pico nuevo, así que nos decantamos por el cercano Pic de la Dona
Seguimos por el teleski Xemeneis así como hicimos en febrero del año pasado con Arnau y César (freeride Vallter). De ahí afrontamos la pala que nos queda justo delante, con la nieve empezando a trasnformar en la parte baja.
Paramos a poner cuchillas para subir más seguros, con todo el lío que ésto conlleva. Realmente hay que investigar y desarrollar un sistema para mejorar los crampones Voile para splitboard. No puede ser que lleven un sistema tan rudimentario de instalación.
Llegamos a la cresta azotada por el viento, y seguimos cresteando hasta el Pic de la Dona, de 2704m.
Vistas de izquierda a derecha: parte de la pala norte del Gra de Fajol, Coll de la Marrana, Bastiments con su pala norte en la sombra i pic de Bacivers. Todo tiene un aspecto precioso!
Rápidamente montamos el splitboard, y elegimos la ruta de descenso. Yo elijo la misma ruta de subida, que aunque implica deshacer toda la cresta venteada que hemos hecho para llegar a la cima, garantiza un buen descenso por la pala que hemos subido.
Y así es, la nieve en su perfecto punto de transformación hace que la bajada sea un gustazo! La nieve se deja hacer, y bajamos todos disfrutando muchísimo.
A media bajada nos juntamos todos, y para abajo juntos hasta la base de la estación, disfrutando de cada giro y de cada pequeño salto que damos en nuestro splitboard.
Al llegar abajo son todo sonrisas y alegría, y no es para menos! No hay que olvidar que aún estamos en noviembre en el Pirineo, y hemos podido llegar hasta el coche con la tabla en los pies.
Abajo nos juntamos con Raúl que se ha tenido que retirar por un problema en los pies, y con Rafa y David, que nos cuentan su experiencia en la Norte del Gra de Fajol. Steep en el Pirineo Oriental!
El día acaba con una visita de todo el grupo, 12 personas en total, al ya famoso y venerado Frankfurt Iluro de Camprodon, donde la hamburguesa Fabius sacia nuestro apetito, en un ambiente de risas y de muy buena compañía.
La conclusión es que no hay que buscar una ruta necesariamente difícil para pasar un buen día de splitboard. Y por muy mal tiempo que dé la previsión, siempre hay que salir a la montaña, nunca sabes lo que te espera!
video grabado por Marc con su GoPro, pero que por desgracia se quedó sin batería para el descenso.
martes, 22 de noviembre de 2011
lunes, 14 de noviembre de 2011
Evolución otoñal
ufff... el tiempo pasa volando!
no me he dado ni cuenta y han pasado dos meses prácticamente desde mi última actualización!
La verdad es que mucho trabajo y otras cosas me han mantenido más que ocupado.
En estos meses ha pasado un poco de todo, culminado con este fin de semana.
Después de un mes de octubre anormalmente cálido que hizo que el otoño se retrasara bastante, finalmente tuvimos algunos días otoñales, con temperaturas más frescas, sobre todo por las mañanas, y algunas estampas otoñales en las montañas.
Siempre me ha encantado el otoño, creo que mi estación preferida después del invierno. Me encantan esos días cuando ya notas el fresco por las mañanas, cuando las cimas se empiezan a teñir de blanco, y los luces del día son diferentes que en verano, más interesantes.
Primeres colores ocres y rojizos apareciendo en Malanyeu la primera semana de octubre
Cromatismo otoñal en un mismo árbol en la bajada del Matagalls a mediados de octubre. El Montseny en otoño es un clásico, aunque este año variamos un poco la ruta.
Otoño también es tiempo de tormentas, como ésta de la que nos libramos por los pelos en el Cim de la Gallina Pelada, con unas vistas privilegiadas sobre el mítico Pedraforca i la cara sur del Cadí.
Refugio Delgado Úbeda en los prados alpinos de la Serra d'Ensija, en el prepirineo catalán, con la pared sur del Pedraforca al fondo.
Habrá que volver a esta zona en invierno, el refugio parece ser muy acogedor y la zona interesante para el splitboarding!
Y sin darnos cuenta, ni haberlo planeado demasiado, después de haber leído algunas crónicas en esquidemuntanya.com, decidimos probar suerte éste fin de semana pasado en la zona de Ulldeter, donde se encuentra ubicada la estación de esquí de Vallter 2000, en la comarca del Ripollés.
Seguimos las evoluciones de un temporal de levante de varios días, y sabiendo lo agradecido que es el levante con ésta zona del Pirineo, desempolvamos nuestro material de montaña, y pusimos rumbo al Pirineo más oriental.
Después de una visita obligada al Frankfurt Iluro de Camprodon, sitio donde ya somos clientes fijos siempre que nos acercamos por el valle, nos alojamos en un acogedor albergue de Sant Joan de ls Abadesses, con la idea de madrugar un poco y empezar la ascensión temprano.
Y así hicimos, a las 8:30 empezábamos nuestra marcha, con apenas un par de coches más en el parking, un viento gélido y muchísima emoción.
Primeras luces en el Bastiments
Con mi nuevo splitboard en los pies, una Jones Solution 164cm, Arnau con su splitboard, Heather con sus esquís de telemark y Roger con esquís, nos ponemos en marcha y subimos lo más directo posible agradeciendo a la estación que haya pisado las pistas, ya que nos permite progresar mucho más fácilmente.
Vuelvo a sentir esas sensaciones que hacía demasiados meses que no sentía. El frío en mi cuerpo, la sensación de deslizar con el splitboard, el sol que tímidamente empieza a calentar nuestros cuerpos, y la montaña invernal. Sobre todo éste último, ya que aunque estemos en una estación de esquí, el hecho de estar cerrada, y sin nadie alrededor nos hace sentirnos en medio de la nada.
Progresamos fácilmente hacia arriba, siempre con el Bastiments de vigilante delante nuestro, hasta que llegamos al Coll de la Marrana.
Este cuello siempre está más duro que las demás zonas ya que es una zona muy afectada por la acción del viento, además de tener cierta pendiente. Por desgracia, las botas nuevas de Roger están destrozándole los dedos. Cosas del primer día de temporada, no pasa nada, quedan muchísimos días por delante! Así que muy sabiamente decide volverse ya, y Heather al tener problemas con sus pieles de foca, decide acompañarle.
Así que nos quedamos Arnau y yo solo, aunque Arnau me lleva bastante ventaja debido a un problema al poner las cuchillas en mi splitboard para pasar este collado.
Después de pasar algún tramo un poco expuesto, me planto en el collado, y se me abre la gran pala sur del Bastiments justo enfrente mío.
Aquí el viento sopla con fuerza, y las nubes vienen y van a una velocidad de vértigo.
Sigo subiendo acusando la falta de práctica con el splitboard, además de la medida de éste. Definitivamente, se nota que es el primer día!
Aún así me alegro que físicamente no me canso demasiado. Ir en bici al trabajo cada día y estar cargando cajas durante 8horas al día tiene que servir de algo al fin y al cabo.
Después de un poco más de sufrimiento llego arriba, donde Arnau lleva un buen rato esperándome. Como algo ya que estoy hambriento, bebo, y admiro el paisaje.
La zona está muy cargada de nieve. El pic de Bacivers, justo enfrente del Bastiments, tiene mejor aspecto que la mayoría de inviernos, y eso que aún estamos en otoño!
Cima del Bastiments, tercera vez que subo, todas ellas en snowboard. Una cima recomendada a todo el mundo que se quiera iniciar en montaña invernal, para mí de hecho fue el primer pico con tabla de snowboard.
Rápidamente me preparo para comenzar el descenso. Comentamos con Arnau y decidimos bajar por la clásica pala sur. Es principio de temporada, y no queremos arriesgar demasiado. Además, nos aseguramos el descenso más largo sin duda.
Nos apartamos un poco de las trazas de la gente, nos apretamos las fijaciones, y conseguimos sacar varios giros en una nieve polvo compactada que nos hace las personas más felices del mundo!
De ahí seguimos disfrutando de la gran pala del Bastiments, bajando a nuestro aire, disfrutando de cada giro. Pongo a prueba a la Jones a la llegada al coll de la Marrana, dónde está más duro, y la tabla responde de maravilla. Es un misil, extremadamente estable, aunque hay que prestarle atención, que tiene un poco de mala leche.
Llegando al collado, cuando estamos a punto de bajar, nos encontramos a Rafa y a Abel que están subiendo. Charlamos durante un rato, les deseamos suerte en la subida, y cada uno a lo suyo, que se hace tarde.
Después de algunos giros más en polvo compactado donde mi splitboard me demuestra que no te puedes despistar ni un segundo con ella, nos metemos en las pistas, perfectamente fresadas y en su punto para poder disfrutar a placer, incluso intentar algunos saltos, aprovechando las acumulaciones de nieve.
Llegamos hasta la cafetería con la tabla en los pies, las piernas hirviendo, pero con una sonrisa de oreja a oreja!
De bajada me paso por el Mercat de Muntanya Activa de Vic a echar una mano por allí en el stand de splitboard.cat, animando a todo el mundo amante de la montaña y del snowboard a que lo pruebe, ya que realmente funciona, y te permite acceder a zonas totalmente impensables de acceder con unas raquetas de nieve. Te abre una nueva dimensión del snowboard de montaña sin duda.
Foto: cortesía de splitboard.cat
En Vic me encuentro con Marc, jefazo de la revista, y se pasa también David, que me comenta que han elegido diferente ruta de subida, y han bajado por la directa con Rafa, Abel, Raúl y demás. Una lástima que las nubes se les echaran encima cuando llegaron a la cima!
Al día siguiente, me vuelvo acercar a Vic, y siguen las conversaciones con Marc, David y Raúl de rutas ya realizadas, proyectos futuros y demás...
se ha hecho esperar, pero la temporada por fín ha empezado!
fotos de la salida en mi picasa
no me he dado ni cuenta y han pasado dos meses prácticamente desde mi última actualización!
La verdad es que mucho trabajo y otras cosas me han mantenido más que ocupado.
En estos meses ha pasado un poco de todo, culminado con este fin de semana.
Después de un mes de octubre anormalmente cálido que hizo que el otoño se retrasara bastante, finalmente tuvimos algunos días otoñales, con temperaturas más frescas, sobre todo por las mañanas, y algunas estampas otoñales en las montañas.
Siempre me ha encantado el otoño, creo que mi estación preferida después del invierno. Me encantan esos días cuando ya notas el fresco por las mañanas, cuando las cimas se empiezan a teñir de blanco, y los luces del día son diferentes que en verano, más interesantes.
Primeres colores ocres y rojizos apareciendo en Malanyeu la primera semana de octubre
Cromatismo otoñal en un mismo árbol en la bajada del Matagalls a mediados de octubre. El Montseny en otoño es un clásico, aunque este año variamos un poco la ruta.
Otoño también es tiempo de tormentas, como ésta de la que nos libramos por los pelos en el Cim de la Gallina Pelada, con unas vistas privilegiadas sobre el mítico Pedraforca i la cara sur del Cadí.
Refugio Delgado Úbeda en los prados alpinos de la Serra d'Ensija, en el prepirineo catalán, con la pared sur del Pedraforca al fondo.
Habrá que volver a esta zona en invierno, el refugio parece ser muy acogedor y la zona interesante para el splitboarding!
Y sin darnos cuenta, ni haberlo planeado demasiado, después de haber leído algunas crónicas en esquidemuntanya.com, decidimos probar suerte éste fin de semana pasado en la zona de Ulldeter, donde se encuentra ubicada la estación de esquí de Vallter 2000, en la comarca del Ripollés.
Seguimos las evoluciones de un temporal de levante de varios días, y sabiendo lo agradecido que es el levante con ésta zona del Pirineo, desempolvamos nuestro material de montaña, y pusimos rumbo al Pirineo más oriental.
Después de una visita obligada al Frankfurt Iluro de Camprodon, sitio donde ya somos clientes fijos siempre que nos acercamos por el valle, nos alojamos en un acogedor albergue de Sant Joan de ls Abadesses, con la idea de madrugar un poco y empezar la ascensión temprano.
Y así hicimos, a las 8:30 empezábamos nuestra marcha, con apenas un par de coches más en el parking, un viento gélido y muchísima emoción.
Primeras luces en el Bastiments
Con mi nuevo splitboard en los pies, una Jones Solution 164cm, Arnau con su splitboard, Heather con sus esquís de telemark y Roger con esquís, nos ponemos en marcha y subimos lo más directo posible agradeciendo a la estación que haya pisado las pistas, ya que nos permite progresar mucho más fácilmente.
Vuelvo a sentir esas sensaciones que hacía demasiados meses que no sentía. El frío en mi cuerpo, la sensación de deslizar con el splitboard, el sol que tímidamente empieza a calentar nuestros cuerpos, y la montaña invernal. Sobre todo éste último, ya que aunque estemos en una estación de esquí, el hecho de estar cerrada, y sin nadie alrededor nos hace sentirnos en medio de la nada.
Progresamos fácilmente hacia arriba, siempre con el Bastiments de vigilante delante nuestro, hasta que llegamos al Coll de la Marrana.
Este cuello siempre está más duro que las demás zonas ya que es una zona muy afectada por la acción del viento, además de tener cierta pendiente. Por desgracia, las botas nuevas de Roger están destrozándole los dedos. Cosas del primer día de temporada, no pasa nada, quedan muchísimos días por delante! Así que muy sabiamente decide volverse ya, y Heather al tener problemas con sus pieles de foca, decide acompañarle.
Así que nos quedamos Arnau y yo solo, aunque Arnau me lleva bastante ventaja debido a un problema al poner las cuchillas en mi splitboard para pasar este collado.
Después de pasar algún tramo un poco expuesto, me planto en el collado, y se me abre la gran pala sur del Bastiments justo enfrente mío.
Aquí el viento sopla con fuerza, y las nubes vienen y van a una velocidad de vértigo.
Sigo subiendo acusando la falta de práctica con el splitboard, además de la medida de éste. Definitivamente, se nota que es el primer día!
Aún así me alegro que físicamente no me canso demasiado. Ir en bici al trabajo cada día y estar cargando cajas durante 8horas al día tiene que servir de algo al fin y al cabo.
Después de un poco más de sufrimiento llego arriba, donde Arnau lleva un buen rato esperándome. Como algo ya que estoy hambriento, bebo, y admiro el paisaje.
La zona está muy cargada de nieve. El pic de Bacivers, justo enfrente del Bastiments, tiene mejor aspecto que la mayoría de inviernos, y eso que aún estamos en otoño!
Cima del Bastiments, tercera vez que subo, todas ellas en snowboard. Una cima recomendada a todo el mundo que se quiera iniciar en montaña invernal, para mí de hecho fue el primer pico con tabla de snowboard.
Rápidamente me preparo para comenzar el descenso. Comentamos con Arnau y decidimos bajar por la clásica pala sur. Es principio de temporada, y no queremos arriesgar demasiado. Además, nos aseguramos el descenso más largo sin duda.
Nos apartamos un poco de las trazas de la gente, nos apretamos las fijaciones, y conseguimos sacar varios giros en una nieve polvo compactada que nos hace las personas más felices del mundo!
De ahí seguimos disfrutando de la gran pala del Bastiments, bajando a nuestro aire, disfrutando de cada giro. Pongo a prueba a la Jones a la llegada al coll de la Marrana, dónde está más duro, y la tabla responde de maravilla. Es un misil, extremadamente estable, aunque hay que prestarle atención, que tiene un poco de mala leche.
Llegando al collado, cuando estamos a punto de bajar, nos encontramos a Rafa y a Abel que están subiendo. Charlamos durante un rato, les deseamos suerte en la subida, y cada uno a lo suyo, que se hace tarde.
Después de algunos giros más en polvo compactado donde mi splitboard me demuestra que no te puedes despistar ni un segundo con ella, nos metemos en las pistas, perfectamente fresadas y en su punto para poder disfrutar a placer, incluso intentar algunos saltos, aprovechando las acumulaciones de nieve.
Llegamos hasta la cafetería con la tabla en los pies, las piernas hirviendo, pero con una sonrisa de oreja a oreja!
De bajada me paso por el Mercat de Muntanya Activa de Vic a echar una mano por allí en el stand de splitboard.cat, animando a todo el mundo amante de la montaña y del snowboard a que lo pruebe, ya que realmente funciona, y te permite acceder a zonas totalmente impensables de acceder con unas raquetas de nieve. Te abre una nueva dimensión del snowboard de montaña sin duda.
Foto: cortesía de splitboard.cat
En Vic me encuentro con Marc, jefazo de la revista, y se pasa también David, que me comenta que han elegido diferente ruta de subida, y han bajado por la directa con Rafa, Abel, Raúl y demás. Una lástima que las nubes se les echaran encima cuando llegaron a la cima!
Al día siguiente, me vuelvo acercar a Vic, y siguen las conversaciones con Marc, David y Raúl de rutas ya realizadas, proyectos futuros y demás...
se ha hecho esperar, pero la temporada por fín ha empezado!
fotos de la salida en mi picasa
M83 - Wait from Boris Winter on Vimeo.
viernes, 16 de septiembre de 2011
La otra Andorra
Otro fin de semana más que nos escapamos de la gran ciudad, ya de vuelta al ruido y al stress que normalmente reina, después de unas semanas de relativa tranquilidad. Intentamos huir también del calor que nos sigue acechando aunque estemos casi a mediados de septiembre. Aunque el calor sigue apretando y los días siguen siendo sudorosos en Barcelona, las cosas van cambiando poco a poco, y se nota. Por las mañanas ya se está mejor, se duerme mejor también, y no hablar de la motivación y el mono de nieve que tenemos todos, que hace que nos pasemos largos ratos conversando sobre zonas donde ir, viajes, montañas y si esta temporada será buena o no...
Dicho esto, escogimos Andorra como lugar para pasar el fin de semana. Andorra, ese país tan curioso, que se autoproclama "el país dels pirineus".
Y bueno, que están en el verdadero medio de los Pirineos es innegable, pero la idea que uno tiene cuando piensa en Andorra es básicamente agobios, colas, shopping y alcohol y tabaco barato. A mi manera de entender, son conceptos que no pegan demasiado con las montañas, pero ellos se han montado su país y su negocio de esa manera.
Aún así, todavía quedan zonas a las que puedes ir y sentirte realmente en medio de los Pirineos, y me alegra haber descubierto otra de éstas. La zona en cuestión es el Parque Natural del Comapedrosa, donde se encuentra el pico del mismo nombre, que con sus 2946metros, se alza como la cumbre más alta del país.
Nos juntamos 5 esta vez: Jacobo, Queralt, Arnau, Heather y yo, y pusimo rumbo a Andorra. Después de las pertinentes compras de comida para todo el finde, llegamos ya de noche a Arinsal, donde nos pusimos a cenar, esta vez con alguna innovación de lo que estamos acostumbrados cada vez que salimos a la montaña.
Entre sorbo y sorbo de patxarán y aprovechando la perfecta luna llena y el cielo totalmente despejado, decidimos empezar a caminar, a ver hasta donde llegamos. La idea de hacer cima de noche pasa por nuestras cabezas, pero el cansancio y la sensatez, ya que no conocemos el camino, nos hace parar cuando llevamos unos 400metros de desnivel.
Encontramos un sitio donde plantar las tiendas, y todos nos ponemos a descansar, Arnau y yo vivaqueando ya que la noche lo merece.
Son las 7:30 cuando las primeras luces nos despiertan. La noche no ha ido tan cálida como esperábamos por culpa del viento que se metía por todos los rincones del saco de dormir, pero aún así mereció la pena.
Giro mi cabeza, aún dentro del saco ya que la temperatura sigue baja, mientras todo el mundo aún duerme, y veo nuestro destino, el Coma Pedrosa ya iluminado por las primeras luces.
Nos cuesta un poco arrancar, necesitamos hacer un poco de fotosíntesis antes de ponernos en marcha después de una noche fresquita.
El camino sigue bastante empinado, así que en pocos segundos ya nos sobra toda la ropa que llevamos y empezamos a sudar.
Dejamos atrás el desvío hacia el refugio guardado del coma pedrosa, y seguimos en dirección a nuestra cima. Mucha gente nos acompaña, parece una cima bastante concurrida, además en un día tan veraniego a mediados de septiembre. Nosotros, con nuestras mochilas pesadas, vemos como mucha gente nos adelanta. Es el precio a pagar si quieres tener la libertad de acampar donde quieras en el momento que quieras.
Un par de hora después del inicio, llegamos al último tramo, donde ganamos pendiente muy rápidamente por un terreno muy rocoso, hasta llegar a la cresta que nos llevará hasta la cima, en último término en la imagen.
El camino se me hace largo, además de que el viento frío aprieta durante toda la cresta. El haber dormido poco y haber desayunado demasiado temprano, y poco, se junta con el cansancio y hace que me siente un poco débil y tenga que parar. Pero nada que no se solucione con media tableta de chocolate y agua, así que con la nueva inyección de fuerzas llegamos Heather y yo a la cima, donde nos esperan los otros tres.
Las vistas aquí dejarían boquiabierto a cualquiera, es el mirador perfecto.
Hacia el este, Arinsal en primer término que es de donde venimos, y toda Andorra.
Hacie el norte, el pic de Font Blanca sobresale entre todos con su pala bien amplia, y otros picos famosos de la zona como el Tristaina, Serrera, Estanyó... Es decir, norte de Andorra i la zona del Ariège francés.
Hacia el oeste, los cercanos estanys de Baiau, ya en el Pallars, y toda la Vall ferrera. Hacia el Nor-oeste podemos ver la Pica d'Estats, pico más alto del pirineo catalán, y hacia el Sur-oeste aparece imponenente el macizo de las Maladetas, con el Aneto como rey vigilante de todo el Pirineo.
Y para finalizar la panorámica de 360 grados, volvemos la cabeza hacia el sur, de donde viene la arista que hemos seguido hasta la cima. Aquí podemos observar la zona este del país andorrano intercalándose con la zona más oeste del Pallars, zona donde antiguamente el contrabando era una actividad importante.
Después de quedarnos bastante rato en la cima observando el paisaje y comiendo algo, decidimos bajar hacia el cuello del forat dels malhiverns. Después de pensarlo, decidimos que lo mejor es descartar la idea de bajar por el valle de Baiau, y seguimos el sendero que da la vuelto al macizo del Coma Pedrosa por el Pla de l'Estany.
Este camino resultó ser un mar de rocas, un pedregal que parecía que no se acababa nunca, y que nos llevó desde los 2900metros aproximadamente del cuello, hasta los 2000m donde estaba situado el refugio del Pla de l'Estany, donde decidimos plantar la tienda. 900metros de desnivel de tartera que destrozó nuestras piernas y fulminó todas las energías que nos quedaban.
Aquí despedimos a Queralt y Jacobo que decidieron volver a Arinsal esa misma noche, mientras nosotros buscamos un sitio idóneo para acampar, a resguardo del viento que nos ha ido acompañando todo el día.
La noche cae pronto, y nosotros con ella, debido al cansancio acumulado.
El camino de bajada es una camino plácido, donde sólo hay que descender unos 400metros, la mayoría por pista, pero que debido a la intensidad del día anterior se nos hace más largo de lo esperado.
Aún así, llegamos al coche aparcado en Arinsal antes de mediodía, y después de descubrir que teníamos una rueda pinchada, ponemos rumbo a casa, no sin antes comer algo por Andorra y dar un paseo por las tiendas, mirando las novedades de material.
Y así dejamos atrás Andorra, deseando el volver a pisar las montañas, pero con un paisaje más invernal lo antes posible.
Dicho esto, escogimos Andorra como lugar para pasar el fin de semana. Andorra, ese país tan curioso, que se autoproclama "el país dels pirineus".
Y bueno, que están en el verdadero medio de los Pirineos es innegable, pero la idea que uno tiene cuando piensa en Andorra es básicamente agobios, colas, shopping y alcohol y tabaco barato. A mi manera de entender, son conceptos que no pegan demasiado con las montañas, pero ellos se han montado su país y su negocio de esa manera.
Aún así, todavía quedan zonas a las que puedes ir y sentirte realmente en medio de los Pirineos, y me alegra haber descubierto otra de éstas. La zona en cuestión es el Parque Natural del Comapedrosa, donde se encuentra el pico del mismo nombre, que con sus 2946metros, se alza como la cumbre más alta del país.
Nos juntamos 5 esta vez: Jacobo, Queralt, Arnau, Heather y yo, y pusimo rumbo a Andorra. Después de las pertinentes compras de comida para todo el finde, llegamos ya de noche a Arinsal, donde nos pusimos a cenar, esta vez con alguna innovación de lo que estamos acostumbrados cada vez que salimos a la montaña.
Entre sorbo y sorbo de patxarán y aprovechando la perfecta luna llena y el cielo totalmente despejado, decidimos empezar a caminar, a ver hasta donde llegamos. La idea de hacer cima de noche pasa por nuestras cabezas, pero el cansancio y la sensatez, ya que no conocemos el camino, nos hace parar cuando llevamos unos 400metros de desnivel.
Encontramos un sitio donde plantar las tiendas, y todos nos ponemos a descansar, Arnau y yo vivaqueando ya que la noche lo merece.
Son las 7:30 cuando las primeras luces nos despiertan. La noche no ha ido tan cálida como esperábamos por culpa del viento que se metía por todos los rincones del saco de dormir, pero aún así mereció la pena.
Giro mi cabeza, aún dentro del saco ya que la temperatura sigue baja, mientras todo el mundo aún duerme, y veo nuestro destino, el Coma Pedrosa ya iluminado por las primeras luces.
Nos cuesta un poco arrancar, necesitamos hacer un poco de fotosíntesis antes de ponernos en marcha después de una noche fresquita.
El camino sigue bastante empinado, así que en pocos segundos ya nos sobra toda la ropa que llevamos y empezamos a sudar.
Dejamos atrás el desvío hacia el refugio guardado del coma pedrosa, y seguimos en dirección a nuestra cima. Mucha gente nos acompaña, parece una cima bastante concurrida, además en un día tan veraniego a mediados de septiembre. Nosotros, con nuestras mochilas pesadas, vemos como mucha gente nos adelanta. Es el precio a pagar si quieres tener la libertad de acampar donde quieras en el momento que quieras.
Un par de hora después del inicio, llegamos al último tramo, donde ganamos pendiente muy rápidamente por un terreno muy rocoso, hasta llegar a la cresta que nos llevará hasta la cima, en último término en la imagen.
El camino se me hace largo, además de que el viento frío aprieta durante toda la cresta. El haber dormido poco y haber desayunado demasiado temprano, y poco, se junta con el cansancio y hace que me siente un poco débil y tenga que parar. Pero nada que no se solucione con media tableta de chocolate y agua, así que con la nueva inyección de fuerzas llegamos Heather y yo a la cima, donde nos esperan los otros tres.
Las vistas aquí dejarían boquiabierto a cualquiera, es el mirador perfecto.
Hacia el este, Arinsal en primer término que es de donde venimos, y toda Andorra.
Hacie el norte, el pic de Font Blanca sobresale entre todos con su pala bien amplia, y otros picos famosos de la zona como el Tristaina, Serrera, Estanyó... Es decir, norte de Andorra i la zona del Ariège francés.
Hacia el oeste, los cercanos estanys de Baiau, ya en el Pallars, y toda la Vall ferrera. Hacia el Nor-oeste podemos ver la Pica d'Estats, pico más alto del pirineo catalán, y hacia el Sur-oeste aparece imponenente el macizo de las Maladetas, con el Aneto como rey vigilante de todo el Pirineo.
Y para finalizar la panorámica de 360 grados, volvemos la cabeza hacia el sur, de donde viene la arista que hemos seguido hasta la cima. Aquí podemos observar la zona este del país andorrano intercalándose con la zona más oeste del Pallars, zona donde antiguamente el contrabando era una actividad importante.
Después de quedarnos bastante rato en la cima observando el paisaje y comiendo algo, decidimos bajar hacia el cuello del forat dels malhiverns. Después de pensarlo, decidimos que lo mejor es descartar la idea de bajar por el valle de Baiau, y seguimos el sendero que da la vuelto al macizo del Coma Pedrosa por el Pla de l'Estany.
Este camino resultó ser un mar de rocas, un pedregal que parecía que no se acababa nunca, y que nos llevó desde los 2900metros aproximadamente del cuello, hasta los 2000m donde estaba situado el refugio del Pla de l'Estany, donde decidimos plantar la tienda. 900metros de desnivel de tartera que destrozó nuestras piernas y fulminó todas las energías que nos quedaban.
Aquí despedimos a Queralt y Jacobo que decidieron volver a Arinsal esa misma noche, mientras nosotros buscamos un sitio idóneo para acampar, a resguardo del viento que nos ha ido acompañando todo el día.
La noche cae pronto, y nosotros con ella, debido al cansancio acumulado.
El camino de bajada es una camino plácido, donde sólo hay que descender unos 400metros, la mayoría por pista, pero que debido a la intensidad del día anterior se nos hace más largo de lo esperado.
Aún así, llegamos al coche aparcado en Arinsal antes de mediodía, y después de descubrir que teníamos una rueda pinchada, ponemos rumbo a casa, no sin antes comer algo por Andorra y dar un paseo por las tiendas, mirando las novedades de material.
Y así dejamos atrás Andorra, deseando el volver a pisar las montañas, pero con un paisaje más invernal lo antes posible.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Septiembre
Por fin ya hemos entrado en septiembre, uno de mis meses favoritos.
Septiembre es el mes que para mi marca un punto de inflexión en el transcurso del año. Los días se hacen más cortos, llueve más, los árboles se empiezan a teñir de color marronoso-rojizo y algunos días ya hace falta hasta salir con jersey a la calle. Por supuesto que en montaña ya empieza a refrescar de lo lindo en algunas zonas. Incluso las cumbres se tiñen de blanco de manera esporádica, cosa que nos hace soñar con la cercanía de la temporada invernal.
Atrás queda agosto, que en Barcelona ha sido caluroso, con poca precipitación (por no decir nula), y días de mucho bochorno, donde el aire acondicionado se ha convertido en un elemento imprescindible en nuestras vidas, y el salir de casa en las horas centrales del día en una aventura imposible. Queda atrás también el mal dormir por el calor, las fiestas de Gràcia y las de Sants.
Aún así, parece que por el norte de España el verano ha sido bastante malo, y tuvimos la oportunidad de vivirlo en nuestras carnes, ya que a primeros de mes Heather y yo hicimos parte del Camino de Santiago del Norte en bicicleta, acompañando a Arnau y a Antonio en su propósito de llegar victoriosos a la mítica plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, que después de bastante sufrimiento, lo consiguieron.
Para mí era mi segundo Camino de Santiago, después de realizar hace 4 años el Camino Francés en toda su totalidad (Saint Jean Pied de Port-Santiago), pero la verdad es que no es comparable. Por dificultad, desnivel, tipo de camino, paisajes y meteorología. El Camino del Norte es mucho más duro, más salvaje y menos masificado que el Francés, pero los paisajes son espectaculares, ya que en gran parte de éste, pedaleas bien cercano a la costa atlántica.
Ir en bicicleta es una de mis cosas favoritas, y si además puedo visitar lugares nuevos que no conozco, pues mejor aún.
Os dejo unas fotos de nuestra semana de pedaleo a modo de resumen.
Playa de la Concha, San Sebastián
Zumaia
ültima playa de Gipuzkoa, justo antes de Mutriku
Bilbao
Las Arenas
Castro-Urdiales
Playa de Langre
Playa de Somo, con Santander al otro lado de la bahía, en nuestro último día de pedaleo.
Septiembre es el mes que para mi marca un punto de inflexión en el transcurso del año. Los días se hacen más cortos, llueve más, los árboles se empiezan a teñir de color marronoso-rojizo y algunos días ya hace falta hasta salir con jersey a la calle. Por supuesto que en montaña ya empieza a refrescar de lo lindo en algunas zonas. Incluso las cumbres se tiñen de blanco de manera esporádica, cosa que nos hace soñar con la cercanía de la temporada invernal.
Atrás queda agosto, que en Barcelona ha sido caluroso, con poca precipitación (por no decir nula), y días de mucho bochorno, donde el aire acondicionado se ha convertido en un elemento imprescindible en nuestras vidas, y el salir de casa en las horas centrales del día en una aventura imposible. Queda atrás también el mal dormir por el calor, las fiestas de Gràcia y las de Sants.
Aún así, parece que por el norte de España el verano ha sido bastante malo, y tuvimos la oportunidad de vivirlo en nuestras carnes, ya que a primeros de mes Heather y yo hicimos parte del Camino de Santiago del Norte en bicicleta, acompañando a Arnau y a Antonio en su propósito de llegar victoriosos a la mítica plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, que después de bastante sufrimiento, lo consiguieron.
Para mí era mi segundo Camino de Santiago, después de realizar hace 4 años el Camino Francés en toda su totalidad (Saint Jean Pied de Port-Santiago), pero la verdad es que no es comparable. Por dificultad, desnivel, tipo de camino, paisajes y meteorología. El Camino del Norte es mucho más duro, más salvaje y menos masificado que el Francés, pero los paisajes son espectaculares, ya que en gran parte de éste, pedaleas bien cercano a la costa atlántica.
Ir en bicicleta es una de mis cosas favoritas, y si además puedo visitar lugares nuevos que no conozco, pues mejor aún.
Os dejo unas fotos de nuestra semana de pedaleo a modo de resumen.
Playa de la Concha, San Sebastián
Zumaia
ültima playa de Gipuzkoa, justo antes de Mutriku
Bilbao
Las Arenas
Castro-Urdiales
Playa de Langre
Playa de Somo, con Santander al otro lado de la bahía, en nuestro último día de pedaleo.
jueves, 28 de julio de 2011
Reflexiones en rojo, azul y blanco.
Aunque ya han pasado unos días de la tragedia en Oslo, todavía estoy en estado de shock. Me cuesta muchísimo creer que una cosa así haya pasado en Noruega, un país donde siempre te sientes completamente seguro. Posiblemente sea el atentado terrorista que más me ha afectado a lo largo de mi vida, supongo que por el tiempo que he pasado viviendo en el país y por mi profundo respeto y admiración hacia su sociedad en general.
Cuando me enteré de lo ocurrido, lo primero que hice fue comprobar que todos mis amigos y conocidos estuvieran bien, a través de e-mails y redes sociales.
Todos acuerdan en lo mismo, no entienden como algo así ha podido pasar. La sociedad noruega nunca ha tenido algún ataque de este tipo, y la inseguridad, un sentimiento inusual en ellos, empieza a aflorar.
El coche bomba explotó en el mismo centro, donde yo había paseado infinitas veces durante mi estancia allí. Normal que pilló a todos desprevenidos, como pasa en cualquier de estos casos, pero la sociedad noruega nunca había recibido un atentado de éstas características. Además, la matanza de la isla de Utoya… cuesta creer que alguien tenga una mente tan fría como para calcular al milímetro su ataque matando a tantos y tantos chicos inocentes, que simplemente fueron asesinados por el hecho de pertenecer a un partido político.
Se está publicando mucha información en los medios de comunicación, y en algunos artículos noto que falta algo de rigor periodístico. No soy un experto en Noruega, pero algo de experiencia sí que tengo. Así que alejándome de sensacionalismos, recomiendo leer el blog de mi colega Josep, natural de Girona y que lleva viviendo en Noruega ya varios años, que explica las verdades del país sin ningún tipo de filtro ni influencia:
http://blogspersonals.ara.cat/desdelfiord/
La reacción de los ciudadanos de los noruegos está siendo ejemplar, empezando por un rechazo total a este tipo de violencia, con masivas manifestaciones en todas las ciudades del país, y con frases como las siguientes:
“Mañana mostraremos al mundo que la democracia en Noruega permanece más fuerte cuando se la pone a prueba (…) Nunca debemos renunciar a luchar por nuestros valores. Tenemos que demostrar que nuestra abierta sociedad puede pasar esta prueba, y que la respuesta a la violencia es todavía más democracia, todavía más humanidad, pero nunca ingenuidad”
Jens Stoltenberg, Primer ministro noruego, justo después de los ataques a Oslo.
“Si un hombre puede crear tanto odio, imagina cuanto amor podemos crear todos nosotros juntos”
Stine Renate Håheim, miembro del partido laborista que escapó de la matanza de Utøya.
“No creo que la seguridad pueda solventar problemas. Necesitamos enseñar mayor respeto”
Fabian Stang, Alcalde de Oslo.
Dudo mucho que en otro país del mundo se reaccionara de esta manera justo después de un ataque directo al corazón de la sociedad noruega, donde más duele, y aún así se tenga el temple de no enloquecer y mantener las buenas maneras.
Esta es la grandeza de la sociedad noruega, y por eso no tengo ninguna duda que incluso mientras escribo estas líneas, ya se está levantando y seguirá adelante con los valores que siempre ha predicado sin ningún problema. Posiblemente hay cosas que cambiaran, cosa que sólo sabremos con el paso del tiempo, y supongo que se empezará a ver algo más de seguridad en según que zonas importantes del país, entre otras cosas, pero aún así, todos los noruegos y noruegas seguirán adelante, pero siempre manteniendo en el recuerdo el 22 de julio de 2011.
Til Ungdommen, poema escrito en 1936,que se ha erigido como la canción más representativa en las concentraciones después del atentado en Oslo.
Cuando me enteré de lo ocurrido, lo primero que hice fue comprobar que todos mis amigos y conocidos estuvieran bien, a través de e-mails y redes sociales.
Todos acuerdan en lo mismo, no entienden como algo así ha podido pasar. La sociedad noruega nunca ha tenido algún ataque de este tipo, y la inseguridad, un sentimiento inusual en ellos, empieza a aflorar.
El coche bomba explotó en el mismo centro, donde yo había paseado infinitas veces durante mi estancia allí. Normal que pilló a todos desprevenidos, como pasa en cualquier de estos casos, pero la sociedad noruega nunca había recibido un atentado de éstas características. Además, la matanza de la isla de Utoya… cuesta creer que alguien tenga una mente tan fría como para calcular al milímetro su ataque matando a tantos y tantos chicos inocentes, que simplemente fueron asesinados por el hecho de pertenecer a un partido político.
Se está publicando mucha información en los medios de comunicación, y en algunos artículos noto que falta algo de rigor periodístico. No soy un experto en Noruega, pero algo de experiencia sí que tengo. Así que alejándome de sensacionalismos, recomiendo leer el blog de mi colega Josep, natural de Girona y que lleva viviendo en Noruega ya varios años, que explica las verdades del país sin ningún tipo de filtro ni influencia:
http://blogspersonals.ara.cat/desdelfiord/
La reacción de los ciudadanos de los noruegos está siendo ejemplar, empezando por un rechazo total a este tipo de violencia, con masivas manifestaciones en todas las ciudades del país, y con frases como las siguientes:
“Mañana mostraremos al mundo que la democracia en Noruega permanece más fuerte cuando se la pone a prueba (…) Nunca debemos renunciar a luchar por nuestros valores. Tenemos que demostrar que nuestra abierta sociedad puede pasar esta prueba, y que la respuesta a la violencia es todavía más democracia, todavía más humanidad, pero nunca ingenuidad”
Jens Stoltenberg, Primer ministro noruego, justo después de los ataques a Oslo.
“Si un hombre puede crear tanto odio, imagina cuanto amor podemos crear todos nosotros juntos”
Stine Renate Håheim, miembro del partido laborista que escapó de la matanza de Utøya.
“No creo que la seguridad pueda solventar problemas. Necesitamos enseñar mayor respeto”
Fabian Stang, Alcalde de Oslo.
Dudo mucho que en otro país del mundo se reaccionara de esta manera justo después de un ataque directo al corazón de la sociedad noruega, donde más duele, y aún así se tenga el temple de no enloquecer y mantener las buenas maneras.
Esta es la grandeza de la sociedad noruega, y por eso no tengo ninguna duda que incluso mientras escribo estas líneas, ya se está levantando y seguirá adelante con los valores que siempre ha predicado sin ningún problema. Posiblemente hay cosas que cambiaran, cosa que sólo sabremos con el paso del tiempo, y supongo que se empezará a ver algo más de seguridad en según que zonas importantes del país, entre otras cosas, pero aún así, todos los noruegos y noruegas seguirán adelante, pero siempre manteniendo en el recuerdo el 22 de julio de 2011.
Til Ungdommen, poema escrito en 1936,que se ha erigido como la canción más representativa en las concentraciones después del atentado en Oslo.
lunes, 18 de julio de 2011
Explorando el Ariège
Después de acabar exámenes, con algún resultado mejorable, todo hay que decirlo, me veo inmerso en el verano: calor, sudor, tour de francia, sandalias, días largos y algunas noches también largas...
No es una estación del año que me apasione particularmente, especialmente si me toca quedarme en Barcelona para trabajar, pero se soporta como se puede con salidas en bici por Collserola, salidas en longboard nocturno, y cervezas refrescantes.
Así que aprovechando un fin de semana libre de preocupaciones de los estudios, montamos una travesía por el Pirineo francés. El encargado de diseñar la ruta fue Arnau, y a ella nos apuntamos Heather, Antonio y yo.
Dicho y hecho, nos plantamos el viernes por la noche en el parking de les Forges d'Orlu, en el Ariège francés. Ésta comarca nos encanta a Arnau y a mí, tenemos muy buenos recuerdos de nuestros dos inviernos pasados en Ax-les-Thermes, y varias excursiones primaverales, tanto a pie como en bici.
Aún siendo conocedores de la zona, el valle de Orlu se mostraba desconocido para nosotros.
El dicho valle es una reserva nacional de fauna, así que nos aseguraríamos un entorno virgen y protegido, perfecto para escapar de la ciudad que nos tiene atrapados entre semana.
Llegamos con las últimas luces en el valle y buscamos un sitio donde montar mi nueva tienda Salewa que debido a los exámenes no había podido estrenar aún. Después de inspeccionar un poco y buscar la zona más plana posible, montamos el campamento. Cocinamos algo, y a dormir que se ha hecho tarde.
A las 6:15 ya estamos en pie, durmiendo sorprendentemente bien, muy frescos. Aunque algún zumbado francés viniera a altas horas de la noche con su coche a dar bocinazos y gritos.
El día se muestra perfectamente soleado, ni una nube en el cielo. Después de un té y algo de desayuno, nos ponemos en marcha, no sin antes perder un poco de tiempo buscando el camino y decidiendo por dónde ir.
Después de caminar 1km por una pista, entramos en la reserva en si, y la famosa Dent d'Orlu aparece a nuestras espaldas.
Seguimos caminando por una pista fácil dentro del bosque, a la sombra, cosa que nos hace mantenernos frescos, pero a la que salimos a unos prados a medida que vamos ganando altura, el calor ya empieza a apretar. Crema solar, gafas de sol, sombrero, y a hidratarse, a no ser que queramos caer en redondo insolados.
El camino es precioso, alternando tramos bastante llanos con tramos de mucha pendiente que hace que sudemos la gota gorda. Después de tres tramos en los que se sube mucho desnivel de golpe, y de cruzarnos con una marmota que parecía un pastor alemán de lo enorme que era, llegamos al lago d'en Beys, a unos 2000metros de altitud.
De aquí llegamos al refugio d'en Beys, y paramos a comer algo y a descansar la espalda. El sol aprieta, aunque las nubes nos dan algunos momentos de descanso.
Nos preparamos unos bocadillos mirando con envidia la comida del refugio que comen los guardas, y después de descansar, Antonio se vuelve donde tenemos el coche ya que tiene un compromiso, y nosotros volvemos a cargar las mochilas y seguimos caminando.
Dejamos atrás el refugio d'en Beys, la próxima vez quizás nos decantaremos por comer de su cocina, que tiene muy buena fama!
La mochila pesa y los hombros están ya resentidos, nos falta callo en llevar mochilas sin duda.
Seguimos el camino, que va ganando altura, ahora ya de manera más suave. Nos preocupa un poco el tiempo, ya que Meteofrance daba lluvia para la tarde del sábado, pero finalmente sólo fueron cuatro gotas que no nos impidieron continuar nuestra marcha.
Vamos pasando por varios lagos pequeños, cruzándonos con algunos pescadores que bajan al refugio, ya un poco flojos de fuerza, pensando que quizás debemos quedarnos en este lado de la montaña a acampar. Y después de pasar un tramo con muchos bloques de roca y pendiente que nos hizo emplearnos a fondo, llegamos al Estany Faury, a 2312metros. Descansamos otra vez, con el sol de cara, y después de charlar con un par de franceses que venían de la otra vertiente de la montaña, que es donde queremos ir, decidimos quedarnos a acampar ahí, ya que hemos encontrado unos lugares perfectos para emplazar la tienda a resguardo del viento, incluso encontramos un vivac en una roca.
Nos descargamos de mochilas, nos descalzamos, y nos abrigamos, que estamos en altura y el vientecito es más que fresco. Aprovechamos los últimos rayos de sol para relajarnos y empezar a cocinar, admirando el lugar donde estamos. Es un sitio privilegiado, y la grandeza de tener tienda es que te permite dormir te apetezca, dándote mucha libertad. Estar rodeados de montañas, nadie alrededor solo naturalez, y además con Arnau y Heather, las dos personas con las que más a gusto estoy en la montaña es sin duda un gran lujo.
Los mosquitos también deben pensar lo mismo, porque a la que el sol se escondió, aparecieron millones de ellos. Creo que nunca había tenido tantos mosquitos alrededor, convirtiéndose en un incordio para acabar de cocinar, comer, o simplemente estar allí. Así que comimos rápido, y para dentro de la tienda, procurando que no entrara ninguno, no sin antes echar una foto a las últimas luces del día.
Aunque son solo las 21h, nos dormimos rápidamente en la tienda, a salvo de los mosquitos y del frío. O eso creía yo... lección aprendida, nunca lleves un saco de verano si quieres dormir en altura en el Pirineo! Por la noche la temperatura bajó, yo creo que a unos 4-5grados, y lo pasé un poco mal a la hora de dormir. Así que habrá que invertir en un saco ligero de tres estaciones y llevarlo siempre que salga al Pirineo.
El sol nos despierta a eso de las 7 de la mañana, y realmente salir de la tienda cuando hace sol y has pasado mucho frío la noche anterior es completamente necesario para volver a activarte.
Desayunamos, desmontamos tienda, cargamos trastos, y nos ponemos en marcha. Un día radiante y fresco invita a caminar, y rápidamente ganamos pendiente dejando el Etang Faury atrás.
Nuestro camino durante esta ruta...
Al cabo de unos 40minutos de subida, llegamos a la cuerda de la montaña, donde acaba la reserva nacional de fauna de Orlu, y enfrente nos aparece el estany de Lanós, o Lanoux, con el Pic Carlit al fondo. Aquí el viento pega bastante fuerte, sumado a la altura, hace que no podamos pararnos mucho si no queremos congelarnos.
Después de caminar un poco en altura y pasar un nevero de nieve, encaramos la bajada hacia el valle de Bésines. Vamos bien de horario, así que nos permitimos el lujo de parar en el refugio del mismo nombre a descansar del intenso sol y hidratarnos, unos con coca-cola, otros con zumo de cebada. La verdad es que sienta de muerte con el esfuerzo que estamos haciendo, bajo el sol.
panorámica del Puigpedrós de Lanós, cara norte
Seguimos andando ya el último tramo, con dolor de pies, ahora ya con un ritmo más tranquilo ya que no hay ninguna prisa. Vamos haciendo poquito a poco, hasta que ya finalmente nos asomamos al valle del río Ariège, y vemos nuestro destino final, Hospitalet pres l'Andorre al fondo del valle, y la zona del Pas de la Casa de Andorra al fondo.
Al final el camino se hace un poco largo debido al cansancio de las piernas y el desnivel acumulado, pero finalmente llegamos con una sonrisa en la cara por los paisajes, la naturaleza y la tranquilidad que hemos podido disfrutar.
Bocadillo y coca-cola para recuperar, y a esperar al tren que nos llevaría de vuelta a Barcelona, ya pensando en donde ir la próxima vez.
No es una estación del año que me apasione particularmente, especialmente si me toca quedarme en Barcelona para trabajar, pero se soporta como se puede con salidas en bici por Collserola, salidas en longboard nocturno, y cervezas refrescantes.
Así que aprovechando un fin de semana libre de preocupaciones de los estudios, montamos una travesía por el Pirineo francés. El encargado de diseñar la ruta fue Arnau, y a ella nos apuntamos Heather, Antonio y yo.
Dicho y hecho, nos plantamos el viernes por la noche en el parking de les Forges d'Orlu, en el Ariège francés. Ésta comarca nos encanta a Arnau y a mí, tenemos muy buenos recuerdos de nuestros dos inviernos pasados en Ax-les-Thermes, y varias excursiones primaverales, tanto a pie como en bici.
Aún siendo conocedores de la zona, el valle de Orlu se mostraba desconocido para nosotros.
El dicho valle es una reserva nacional de fauna, así que nos aseguraríamos un entorno virgen y protegido, perfecto para escapar de la ciudad que nos tiene atrapados entre semana.
Llegamos con las últimas luces en el valle y buscamos un sitio donde montar mi nueva tienda Salewa que debido a los exámenes no había podido estrenar aún. Después de inspeccionar un poco y buscar la zona más plana posible, montamos el campamento. Cocinamos algo, y a dormir que se ha hecho tarde.
A las 6:15 ya estamos en pie, durmiendo sorprendentemente bien, muy frescos. Aunque algún zumbado francés viniera a altas horas de la noche con su coche a dar bocinazos y gritos.
El día se muestra perfectamente soleado, ni una nube en el cielo. Después de un té y algo de desayuno, nos ponemos en marcha, no sin antes perder un poco de tiempo buscando el camino y decidiendo por dónde ir.
Después de caminar 1km por una pista, entramos en la reserva en si, y la famosa Dent d'Orlu aparece a nuestras espaldas.
Seguimos caminando por una pista fácil dentro del bosque, a la sombra, cosa que nos hace mantenernos frescos, pero a la que salimos a unos prados a medida que vamos ganando altura, el calor ya empieza a apretar. Crema solar, gafas de sol, sombrero, y a hidratarse, a no ser que queramos caer en redondo insolados.
El camino es precioso, alternando tramos bastante llanos con tramos de mucha pendiente que hace que sudemos la gota gorda. Después de tres tramos en los que se sube mucho desnivel de golpe, y de cruzarnos con una marmota que parecía un pastor alemán de lo enorme que era, llegamos al lago d'en Beys, a unos 2000metros de altitud.
De aquí llegamos al refugio d'en Beys, y paramos a comer algo y a descansar la espalda. El sol aprieta, aunque las nubes nos dan algunos momentos de descanso.
Nos preparamos unos bocadillos mirando con envidia la comida del refugio que comen los guardas, y después de descansar, Antonio se vuelve donde tenemos el coche ya que tiene un compromiso, y nosotros volvemos a cargar las mochilas y seguimos caminando.
Dejamos atrás el refugio d'en Beys, la próxima vez quizás nos decantaremos por comer de su cocina, que tiene muy buena fama!
La mochila pesa y los hombros están ya resentidos, nos falta callo en llevar mochilas sin duda.
Seguimos el camino, que va ganando altura, ahora ya de manera más suave. Nos preocupa un poco el tiempo, ya que Meteofrance daba lluvia para la tarde del sábado, pero finalmente sólo fueron cuatro gotas que no nos impidieron continuar nuestra marcha.
Vamos pasando por varios lagos pequeños, cruzándonos con algunos pescadores que bajan al refugio, ya un poco flojos de fuerza, pensando que quizás debemos quedarnos en este lado de la montaña a acampar. Y después de pasar un tramo con muchos bloques de roca y pendiente que nos hizo emplearnos a fondo, llegamos al Estany Faury, a 2312metros. Descansamos otra vez, con el sol de cara, y después de charlar con un par de franceses que venían de la otra vertiente de la montaña, que es donde queremos ir, decidimos quedarnos a acampar ahí, ya que hemos encontrado unos lugares perfectos para emplazar la tienda a resguardo del viento, incluso encontramos un vivac en una roca.
Nos descargamos de mochilas, nos descalzamos, y nos abrigamos, que estamos en altura y el vientecito es más que fresco. Aprovechamos los últimos rayos de sol para relajarnos y empezar a cocinar, admirando el lugar donde estamos. Es un sitio privilegiado, y la grandeza de tener tienda es que te permite dormir te apetezca, dándote mucha libertad. Estar rodeados de montañas, nadie alrededor solo naturalez, y además con Arnau y Heather, las dos personas con las que más a gusto estoy en la montaña es sin duda un gran lujo.
Los mosquitos también deben pensar lo mismo, porque a la que el sol se escondió, aparecieron millones de ellos. Creo que nunca había tenido tantos mosquitos alrededor, convirtiéndose en un incordio para acabar de cocinar, comer, o simplemente estar allí. Así que comimos rápido, y para dentro de la tienda, procurando que no entrara ninguno, no sin antes echar una foto a las últimas luces del día.
Aunque son solo las 21h, nos dormimos rápidamente en la tienda, a salvo de los mosquitos y del frío. O eso creía yo... lección aprendida, nunca lleves un saco de verano si quieres dormir en altura en el Pirineo! Por la noche la temperatura bajó, yo creo que a unos 4-5grados, y lo pasé un poco mal a la hora de dormir. Así que habrá que invertir en un saco ligero de tres estaciones y llevarlo siempre que salga al Pirineo.
El sol nos despierta a eso de las 7 de la mañana, y realmente salir de la tienda cuando hace sol y has pasado mucho frío la noche anterior es completamente necesario para volver a activarte.
Desayunamos, desmontamos tienda, cargamos trastos, y nos ponemos en marcha. Un día radiante y fresco invita a caminar, y rápidamente ganamos pendiente dejando el Etang Faury atrás.
Nuestro camino durante esta ruta...
Al cabo de unos 40minutos de subida, llegamos a la cuerda de la montaña, donde acaba la reserva nacional de fauna de Orlu, y enfrente nos aparece el estany de Lanós, o Lanoux, con el Pic Carlit al fondo. Aquí el viento pega bastante fuerte, sumado a la altura, hace que no podamos pararnos mucho si no queremos congelarnos.
Después de caminar un poco en altura y pasar un nevero de nieve, encaramos la bajada hacia el valle de Bésines. Vamos bien de horario, así que nos permitimos el lujo de parar en el refugio del mismo nombre a descansar del intenso sol y hidratarnos, unos con coca-cola, otros con zumo de cebada. La verdad es que sienta de muerte con el esfuerzo que estamos haciendo, bajo el sol.
panorámica del Puigpedrós de Lanós, cara norte
Seguimos andando ya el último tramo, con dolor de pies, ahora ya con un ritmo más tranquilo ya que no hay ninguna prisa. Vamos haciendo poquito a poco, hasta que ya finalmente nos asomamos al valle del río Ariège, y vemos nuestro destino final, Hospitalet pres l'Andorre al fondo del valle, y la zona del Pas de la Casa de Andorra al fondo.
Al final el camino se hace un poco largo debido al cansancio de las piernas y el desnivel acumulado, pero finalmente llegamos con una sonrisa en la cara por los paisajes, la naturaleza y la tranquilidad que hemos podido disfrutar.
Bocadillo y coca-cola para recuperar, y a esperar al tren que nos llevaría de vuelta a Barcelona, ya pensando en donde ir la próxima vez.
jueves, 23 de junio de 2011
Verano
El verano finalmente ha llegado, y está apretando con fuerza, enseñando hasta dónde es capaz de llegar y asfixiando sin piedad a cualquiera que ose salir a la calle a ciertas horas del día.
Mi rutina diaria ha cambiado bastante. De estar trabajando en Oslo he pasado a volver a estudiar en Barcelona, con la idea en mente de que Septiembre, sino Julio, sea la última vez que me ven por la universidad. Seguiré luchando por eso.
El verano para mí es tiempo de bici, por suerte Collserola siempre ofrece diversión cerca de casa, de longboard, de cervezas con los amigos, pero sobre todo, de planificar proyectos: De pensar en el siguiente invierno, de mirar el material que me hace falta renovar, de repetir aquella salida del invierno pasado pero intentándola mejorar, de planear excursiones buscando lugares más frescos, de huir a las montañas en definitiva...
Y así ando, entre exámenes, dejando volar mi mente en proyectos futuros. Ésto es lo que te mantiene con vida, aunque la situación actual de la sociedad no permita demasiadas ilusiones, siempre es esperanzador pensar que estos proyectos van hacia delante y cargarse de positivismo.
Y así, siguiendo disfrutando el día a día en este nuevo entorno que ha sido mi entorno desde siempre, pero en el que hacía tiempo que no me había tocado vivir.
Mi rutina diaria ha cambiado bastante. De estar trabajando en Oslo he pasado a volver a estudiar en Barcelona, con la idea en mente de que Septiembre, sino Julio, sea la última vez que me ven por la universidad. Seguiré luchando por eso.
El verano para mí es tiempo de bici, por suerte Collserola siempre ofrece diversión cerca de casa, de longboard, de cervezas con los amigos, pero sobre todo, de planificar proyectos: De pensar en el siguiente invierno, de mirar el material que me hace falta renovar, de repetir aquella salida del invierno pasado pero intentándola mejorar, de planear excursiones buscando lugares más frescos, de huir a las montañas en definitiva...
Y así ando, entre exámenes, dejando volar mi mente en proyectos futuros. Ésto es lo que te mantiene con vida, aunque la situación actual de la sociedad no permita demasiadas ilusiones, siempre es esperanzador pensar que estos proyectos van hacia delante y cargarse de positivismo.
Y así, siguiendo disfrutando el día a día en este nuevo entorno que ha sido mi entorno desde siempre, pero en el que hacía tiempo que no me había tocado vivir.
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