domingo, 27 de marzo de 2011

Splitboard.cat Nº 2: Step by step

Pequeña actualización para informar de que ha salido publicado el segundo número de splitboard.cat, la revista dedicada al mundo del splitboard íntegramente.

La revista ha dado un salto cualitativo muy importante, con secciones muy interesantes como una entrevista a Jeremy Jones, la parte de técnica con David Pujol, diversas rutas con splitboard... y muchas más.
Además de la sección de novedades, en la cual he tenido el honor de poder participar y aportar mi granito de arena a este gran proyecto.

Clickar en la imagen para leer la revista online.

lunes, 21 de marzo de 2011

Primavera

Hoy dia 21 de marzo damos la bienvenida de manera oficial a la primavera.
Los dos últimos días de invierno ya nos dejaron un ambiente muy agradable, con temperaturas cercanas a las 8 grados durante el día, y cielos despejados, cosa que prácticamente toda la ciudad aprovechó para salir y empezar ya con barbacoas y disfrutar del sol.
La primavera es una estación que les encanta a los noruegos: el cuerpo empieza a despetar después del letargo hivernal, los días se hacen largos, las temperaturas se suavizan y los bosques se vuelven a llenar de vida. Todo empieza a recuperar su tono verdoso lentamente, dejando atrás el color más amarillento después de haber estado meses bajo cero y con un gran manto de nieve encima.

Por mí parte, decidí tomarme el fin de semana de manera relajado y socializar un poco, que nunca viene mal. Además de disfrutar de las finales en directo del Freeride World Tour


De paseo por Sognsvann disfrutando del buen tiempo.




11 grados cuando volvía de trabajar en el primer día de primavera.




Por fín he conseguido hacerme con una bicicleta. La verdad es que tampoco me ha hecho falta buscar mucho, había una el balcón de mi casa, que después de preguntar y confirmar que nadie la utilizaba ni sabían de dónde había salido, me he apropiado. Con los arreglos básicos, he salido a dar un paseo en bici. El primer paseo de la temporada!
La verdad es que me encanta ir en bici, es un gusto poder moverse por la ciudad con tranquilidad en bicicleta, sin sufrir por ser atropellado en cualquier momento, cosa que en España todavía falta bastante para que llegue.

Mi nueva bici con el sofá del balcón.





Por supuesto que todo esto en las montañas es totalmente diferente, la nieve sigue cubriendo todo el paisaje y el invierno sigue bien vivo todavía, y lo seguirá por un tiempo aún. Espero poder volver a disfrutar del invierno pronto...



jueves, 17 de marzo de 2011

Sol

Después de pasar toda la semana pasada pensando dónde ir el fin de semana, descartando opciones, buscando a gente, llego el viernes al trabajo y mi jefe me comenta que tienen una plaza libre para el viaje de empresa del fin de semana a Trysil, que está todo incluido excepto el forfait, y que si quiero ir con ellos, que vaya a casa a hacer las maletas que el bus sale a las 14h. Así que me cuesta nada ir y volver con todo preparado, y después de un poco de caos organizativo nos subimos al bus, para llegar después de unas 3 horas a nuestro destino.
Me junto con la gente internacional de la empresa, hay varios entre masters, doctorados o prácticas como yo, y disfrutamos del hotel en todo su esplendor, que está reservado sólo para nosotros. Finalmente somo 460 personas, contando trabajadores de Oslo, de Trondheim, y sus respectivas familias.

Toca despertarnos pronto que hay que aprovechar el día. No hay ni una nube en el cielo, primera vez que veo el cielo tan despejado desde que llegué a Oslo. Compramos el pase y para arriba.
Trysil es una estación grandecita, dicen que la mejor de Noruega, con pistas de todos los niveles, incluyendo una pista negra que creo que es la pista con más pendiente que he bajado nunca, en el mapa la marca como 45 grados.


La nieve está perfecta y no paramos de ir de lado a lado de la estación, disfrutando de las vistas y la buena temperatura. Así pasamos todo el día, arriba y abajo, básicamente pisteando ya que no había demasiada nieve para ser Noruega, aún así consigo sacar algunos giros en powder buscándome un poco la vida.

Acabamos el día y llegamos con la tabla puesta hasta la puerta del hotel, un lujazo. No he cogido la cámara de fotos en todo el día, así que saco una desde mi habitación.



El sol ya se está poniendo y es hora de relajarse en la piscina y la sauna. Los músculos lo agradecen después del día intenso que hemos tenido. La verdad es que esta temporada no estoy haciendo snowboard tanto como me gustaría, y eso los músculos lo notan. Realmente, el subir a pistas si no hay buena nieve ya no motiva tanto como lo hacía hace unos años. Me sigo divirtiendo mucho y me encanta, pero busco otros caminos ahora. Por desgracia, el powder no abunda, así que hay que divertirse como sea con lo que hay!

Después de una tarde de relax, toca cena de gala. Con productos típicos del país, nos sirven una cena deliciosa compuesta por salmón de primero, y reno de segundo, básicamente. Platos muy elaborados y que no tengo la oportunidad de comerlos muy a menudo... por no decir nunca.

Después de la cena el cansancio del día pesa, así que vamos cayendo poco a poco hacia la habitación.
Al día siguiente, sin presiones por levantarse, y teniendo que dejar la habitación a las 12, decido no comprar forfait, y dar una vuelta por el pueblo. Después, vuelta al resturante, y para el bus en dirección a Oslo, previo atasco debido al mantenimiento de las carreteras, que es pésimo en todos los rincones del país. Un poco más de inversión económica en este tema no les iría mal.


Después de este fin de semana, la semana se afronta de otra manera. Además, el buen tiempo está acompañando bastante, la primavera ya se nota en las calles.

El sol entrando de lleno en mi habitación




Últimas luces del día, últimas nieves del invierno en el Palacio Real.




El parque del Palacio Real




La universidad, donde un par de semanas atrás habían montado el escenario de los campeonatos del mundo de esquí nórdico.




martes, 8 de marzo de 2011

Los caminos del POW son inescrutables

Ya llevo dos semanas en Oslo, y parece que el invierno se marcha lentamente. La temperatura ronda los 0 grados, ligeramente negativa por las noches, menos hoy, que hemos estado en positivo todo el día. Seguro que volverán días de frío, pero ya no es lo mismo. Y por supuesto, la temporada de hielo en las calles vuelve con más fuerza que nunca.

Los campeonatos del mundo de esquí nórdico acabaron este fin de semana con muchas medallas de oro para Noruega. La verdad es que daba gusto ver toda la que se había montado, el país estaba paralizado viendo a sus esquiadores dejarse la piel en las pistas. El casillero de medallas para Noruega fue de 20 medallas, 8 de las cuales de oro, seguidos por Austria con 10 medallas, y Suecia con 5 medallas. Ha sido un acontecimiento muy grande para el país, y parece ser que todo ha salido muy bien, la gente se ha involucrado totalmente y el equipo nacional ha respondido.

Pero como yo soy más fan de las montañas y el snowboard que del esquí nórdico, el fin de semana me fui fuera de la ciudad buscando la tranquilidad. La zona elegida fue cerca de la costa oeste, una zona que conozco un poco, y donde las montañas escarpadas se mezclan con los fiordos.
Sin pensármelo dos veces, el viernes me subí al coche con Eilif, y pusimos rumbo a Hellesylt, donde teníamos la cabaña. Por delante nos quedaban 527km por las maravillosas carreteras noruegas, pasando por un puerto de montaña que hasta el último momento no supimos si estaba abierto o no.

Hago un inciso para comentar la habilidad de los noruegos al volante. Nuestro coche, sin ser 4x4, se manejó a la perfección en carreteras con hasta 20cm de nieve. Esto pasa en España y la que se lía es monumental...Las ruedas, ya sean de clavos metálicos o de contacto, y el buen tacto al volante, son las claves del éxito.

La verdad es que nos dió tiempo para conocernos y hablar de todo casi, ya que con la nieve, viento, y el pésimo mantenimiento de las carreteras noruegas nos costó cerca de 8horas llegar hasta allí. A dormir que estamos destrozados y hay que madrugar, el powder nos espera.

Nos levantamos temprano, más de lo que me hubiese gustado, y conozco a los demás: Terje, Sølve y por fín, después de intercambiar varios emails, a Trond. Eilif y Terje van a ir a competir a Alperittet, competición que consiste básicamente en bajar desde la cota más alta de la estación, a 1230metros, hasta la plaza del ayuntamiento de Stranda, a 3metros sobre el nivel del mar, a tocar del fiordo.
Ponemos rumbo a Stranda y el paisaje es espectacular, pero la visibilidad es muy baja... así que llegamos a la estación de esquí, compro el pase y ya me dicen que sólo un lado de las dos vertientes que tiene la estación está abierto. Me subo al telesilla con Trond y avanzamos 100metros como mucho, y se para. Y así continua durante un buen rato, avanzando algunos metros, pero con el viento huracanado poco se podía hacer.

Después de estar colgados durante unos 40minutos, dan marcha atrás al telesilla y nos descargan a todos. Decidimos ir a probar suerte a otra estación donde ellos creen que estará mejor, así que dejamos a los dos que compitan y nos vamos. Y cuando llegamos a Fjellseter nos encontramos con un panorama muy esperanzador: poca gente, no deja de nevar, y nada de viento.

Así que nos ponemos manos a la obra, que con la tontería ya es tarde. La estación son sólo dos telearrastres, pero tiene muchas opciones, especialmente el bosque, que en días de poca visibilidad y mucha nieve siempre es la mejor opción. Nos metemos dentro y alucinamos con la cantidad de nieve y lo afortunados que somos! Ellos están haciendo temporada en Hemsedal y no están teniendo muy buena suerte, así que a todos nos sabe a gloria.



Posiblemente hago las mejores bajadas por bosque de mi vida hasta que las piernas me piden que pare. Nos despedimos con muy buen sabor de boca, y ponemos rumbo a Stranda, donde vemos bajar a gente por las calles del pueblo intentando arañar unos segundos al crono antes de llegar a la meta final. Han montado una carpa con música en directo, muy acogedor. Se abre una pequeña ventana de buen tiempo y se puede apreciar todo lo que ha caido. Un día antes, llovía, y ara tienen un buen grosor a nivel de fiordo.



Ponemos rumbo a nuestra acogedora cabaña después de un largo día y dar muchas vueltas. Y llegamos con esta panorama...



Nuestra cabaña... hay que decir que allí donde estaba el coche estaba totalmente limpio cuando salimo esta mañana, y ahora hay unos 35-40cm.



La tarde-noche pasa entre comentar el día, revisar fotos, TV y demás, yo caigo rápidamente por el cansancio. Al día siguiente nos levantamos con muy buena visibilidad, y no parece que haya nevado mucho durante la noche, pero tampoco importa porque todo tiene una pinta brutal.
Salimos de nuestro pequeño valle por la carretera a Stranda y las vistas nos hacen para a echar unas fotos, el paisaje se lo merece aunque vayamos justos de tiempo y las ansias de nieve sean enormes.

Hellesylt



Geirangerfjord



Seguimos rumbo a Stranda, y el día va despejando a medida que llegamos. Una ventana de sol nos hace ver cuán afortunados son 5 esquiadores que bajan los primeros por las palas de la estación. El remonte de ayer sigue estropeado, así que tenemos la otra parte de la montaña. Nos apresuramos a subir, todo tiene una pinta espectacular.
No perdemos ni un segundo en bajar, y rápidamente la montaña queda bien marcada. Después de 4 bajadas espectaculares por powder, así es como queda la montaña.



Entre toda la gente que asistía a la competición, y que los días soleados no abundan mucho por esta zona, y menos después de semejante nevada, además de sumarle el hecho que sólo una zona estaba abierta, dejó la estación trillada en cuestión de 3horas.

El paisaje es abrumador: estamos rodeados de picos escarpados, con el fiordo enfrente nuestro, y el mar que se puede intuir hacia el oeste, ya que está a escasos 40km en línea recta. Acompañado del buen tiempo reinante, hace que todos estemos exultantes.

Stranda representa todo lo que es Noruega: paisajes de ensueño donde montañas, fiordos y nieve se mezclan sin parar.



Para acabar el día, decidimos hacer un itinerario que Eilif conoce, que nos lleva por una zona boscosa que hace sentirme como en los mejores videos de snowboard cuando hacen viajes a Japón, para llegar a una carretera, donde llamamos a un taxi para que nos devuelva a la base de la estación. Después de este espectacular descenso estamos exhaustos, y decidimos aprovechar el sol que ha vuelto a aparecer para sentarnos a comer algo al exterior, la primera vez del invierno para los noruegos, recoger trastos, y poner rumbo a Oslo otra vez, que largo viaje nos espera.


martes, 1 de marzo de 2011

Adaptación.

Ya llevo una semana por Oslo y voy descubriendo la ciudad poco a poco, con todas las diferencias que tiene respecto a Barcelona.

Empezaré por el trabajo. En la empresa donde estoy trabajando, se ve a poca gente más allá de las 16:30h, incluso de las 16h. El horario está más compactado y hay 30minutos para comer solamente, tiempo que creo que es más que suficiente. Disponemos de una cantina para los trabajadores con precios muy razonables, con plato del día, barra de ensaladas y bocadillos. El café y el té siempre gratis, y todos los que quieras.
El horario de la comida es de 11 a 13h, y en mi sección se va a las 11:30h. Después, sobre las 13:30 traen una bandeja de fruta para la sección. Bastante diferente a la mayoría de sitios en España pero que bajo mi punto de vista favorece el rendimiento y el bienestar del trabajador al poder compaginar trabajo con vida social y familiar.

Seguimos por la gente, y es que todos los noruegos con los que he mantenido conversación, ya sean de mi trabajo o cualquiera por la calle, se han portado muy bien conmigo. Especialmente en mi trabajo, donde todo el mundo me trata perfectamente. Mi idea acerca de la gente de aquí arriba no ha cambiado en absoluto de la que tenía del año pasado.

La ciudad, como ya dije, es una gran ciudad. Se podría confundir con cualquier cuidad del norte de Alemania, por ejemplo, es una ciudad más europea. También en el aspecto de productos, creo que se encuentran cosas más variadas aquí que no en Trondheim.
Aún me falta muchísimo por explorar, perderme por sus calles, ya que la primera impresión que te da la ciudad al recién llegado es lo que menos vale la pena. Los alrededores de la estación central presentan un aspecto sucio, lleno de drogadictos, y con muchos edificios altos que hacen una mezcla que no me gusta para nada. Y siguen construyendo más edificios bien altos en esa zona, supongo que las empresas importantes del país y multinacionales tienen la sede ahí. Pero tan sólo caminando un par de calles ya te encuentras metido en barrios de casas bajitas, con sus rincones escondidos. Muchos de esos barrios estoy seguro que tienen mucha vida, sin tener que acercarte al centro para lo que necesites, y bien conectados por transporte público.

El domingo, después de las ligeras nevadas de toda la semana y con previsión de buen tiempo, intenté acercarme a la estación de esquí de Tryvann, que está conectada con una línea de metro. Casualmente, la misma que conduce a la zona de Holmenkollen, donde se están celebrando los campeonatos del mundo de esquí nórdico. Sumémosle además que el día amaneció soleado. Incrédulo de mí pensaba que no tendría ningún problema para llegar, pero cuando llegué a la estación de enlace del metro ataviado con mis botas de snowboard y la tabla bajo el brazo, me encontré la estación llena a rebosar, y todos los trenes que subían a la montaña peor que el metro de Japón. Incluso pusieron trenes express, pero venían llenísimos. Después de dejar pasar 8 trenes sin tener ninguna opción de subirme, decidí que lo mejor sería irme a casa, calzarme los esquís de fondo que mi jefe me ha dejado, y hacer un poco de deporte al menos!

Salgo de casa con los esquís puestos.



El lago de Sognsvann, totalmente cubierto de nieve y perfecto para esquiar.