2011

primero de todo, feliz año a todo el mundo!

Aún con las malas previsiones de nieve en todo el Pirineo, decidimos ir a probar suerte y pasar el fin de año en la montaña. La idea era establecer el campo base en un refugio de montaña y de ahí ir haciendo salidas diarias en splitboard, y la zona elegida fue el parque natural de Posets-Maladeta, por opciones que tiene para hacer snowboard de montaña y por cantidad de nieve.

Así Cesar, Arnau y yo pusimos rumbo a Benasque, y allí después de algunas compras de última hora, nos encontramos con David, guía de montaña, freerider, y experto conocedor de la zona. Ya nos advirtió que el tema está justo de nieve, y que busquemos orientaciones sur ya que en las norte está muy duro. Agradecerle desde aquí los consejos y el dejarme las cuchillas para el splitboard, si necesitáis un guía por la zona no dudéis en contactar con él!

Llegamos al punto de inicio, Plan de Senarta. Desde aquí cogeremos el GR-11 en dirección a Vallibierna, un valle precioso en el que ya hemos estado en verano y nos fascinó. Cargamos trastos a la espalda, y empezamos a caminar ya a oscuras. La pista parece que nos va a dejar empezar a foquear con el splitboard desde el principio, pero es un espejismo, ya que en un nos metros nos encontramos que no hay nada de nieve. Sólo la pista, y en las cercanías de los torrentes que cruzan el camino, nos encontramos con una capa de hielo muy gruesa que hace que patinemos en varias ocasiones, aunque sin ninguna consecuencia fatal por el momento.

Y así seguimos caminando, la intención era llegar al refugio de Pescadores, pero debido al cansancio de cargar con todo a la espalda, que ya se estaba haciendo tarde, y el hecho que tampoco sabríamos si habría gente allí, nos hizo quedarnos en la cabaña del Quillón. Allí, en la cabañita de emergencia para 3 personas, comimos algo y nos preparamos para pasar la noche.
Fuego, sopas, y ir a buscar agua... tarea nada fácil contando que tuvimos que ir a una cascada totalmente congelada y romper una capa de hielo de unos 20centímetros de grosor.

Después de pasar el fin de año fuera "jugando" en la cascada de hielo y tumbarnos a observar la cantidad de estrellas de la noche totalmente despejada, nos fuimos a dormir.

La noche fué fría, pero soportable. El día se levantó nublado en nuestro rinconcito del Pirineo, y el paisaje parece más otoñal que hivernal.



Cesar decide que no sale del saco hasta que no salga el sol, y la verdad que éste no tardó mucho en hacer su aparición y calentar nuestro frío cuerpo.
El panorama no es muy alentador, no hay nieve, así que mientras desayunamos al sol decidimos que subiremos hasta el refugio de Pescadores sin trastos para echar una ojeada y decidir si vale la pena pasar unos días allí.

El día aclara, y los abrigos son substituidos por gafas de sol, y incluso el sudor aparece en nuestros cuerpos.
Encontramos nieve unos 400-500metros antes del refugio de Pescadores, y en la zona la estampa ya se corresponde más con la época del año en que estamos.



Tuca de Vallibierna



Después de estar un rato por allí disfrutando del sol cargando pilas, echamos una ojeada a la zona. La cara norte tiene nieve más continua, y la cara sur tiene nieve discontinua hasta unos 2400 metros, así que valorando las opciones, y sabiendo de las condiciones de la nieve que podemos encontrar, decidimos dejarlo estar, ya que aunque encontrariamos nieve en altura, el esfuerzo para llegar a ella seria demasiado alto, y con la nieve dura que encontraríamos, decidimos en dejarlo para otra ocasión.

Después de reponer fuerzas y cuando el sol ya se ha escondido detrás de las inmensas moles de roca que nos rodean, decidimos emprender la marcha, dejando atrás ésta bonita estampa, y asegurando que volveremos cuando las condiciones nos permitan disfrutar de éstas bajadas.



Llegamos a la cabaña, y después de reponer fuerzas, nos cargamos otra vez todo a la espalda, y cargados como yaks nos encaminamos hacia el coche. La verdad es que a la vuelta el camino se hizo muchisimo más corto, y aunque los resbalones por el hielo en bajada eran bastante más peligrosos, nos volvimos a salvar de las caídas.

El valle nos regaló una estampa preciosa con los últimos rayos de sol antes de llegar al coche, para despedir el día. Lástima que mi cámara no pudiera captar toda la belleza cromática del momento. Si es que no hay mejor cámara que el ojo humano.



Llegamos al coche con los pies destrozados después de tantos kilómetros caminando con las botas de snowboard por la pista sin nieve, y aunque un poco tristes por tener que volver tan pronto, contentos de haber pasado un fin de año diferente en un lugar excepcional, y con la esperanza de volver pronto.

Bajamos a Benasque donde nos encontramos con David para comentarle el panorama, y después de no encontrar ningún sitio para dormir, ponemos rumbo a Barcelona, donde llegamos ya muy tarde y bastante destrozados.



Así que nos encontramos en Barcelona, sin nieve en el Pirineo, pero con ganas de hacer algo, así que después de descansar un par de días, decidimos subir a practicar un poco con el splitboard, ya que Arnau todavía no ha tenido oportunidad de estrenarla. El plan es subir por pistas, ya que por la Cerdanya el tema está más que justo, así que elegimos Masella como situación, y nos plantamos en el parking de Coma Oriola, a 1900metros, preparados para subir.
Subimos por la pista Isards, que con algo de pendiente rápidamente te sube hasta la última parte de la Tossa d'Alp.




De allí una parte con pendiente pronunciada que nos hace sudar un poco, y más al ir sin las cuchillas, y nos plantamos arriba.

La cerdanya no presenta sus mejores galas, pero en altura, y en pistas, la nieve está bien para pistear.



Llegamos al refugio Niu de l'àliga, un mirador excepcional del Cadí, Pedraforca, y en días sin nubes, de casi toda Catalunya. Después de recuperar fuerzas, quitamos pieles de foca, montamos el splitboard, y para abajo disfrutando de la pista vacía de Masella.

Seguiremos esperando el paquetón, pero no lo esperaremos sentados.